El concepto de innovación abierta o Open Innovation está muy relacionado con la inteligencia colectiva. En cierto sentido, la innovación abierta, la cual lleva a cabo un sistema de cooperación entre una empresa y otras organizaciones o expertos, tiene como base de mejora la participación de diferentes colectivos o individuos que aportan puntos de vista heterogéneos y múltiples conocimientos respecto a un tema concreto. Así, el problema se aborda de manera más amplia y las soluciones serán también dispares, ampliando las posibilidades de éxito en programas de estrategia y proyectos de investigación y desarrollo.
Desde otra perspectiva, aunque igualmente relacionada con la construcción colectiva del conocimiento, la participación de los usuarios de internet en espacios digitales ha favorecido la generación de agrupaciones en forma de comunidad, ya sea en torno a temas de interés o por razones de marcado carácter personal, social o laboral. Así, las agrupaciones sociales toman su espacio en la red, formando comunidades virtuales que, si bien no todas ellas son comunidades de prácticas, es cierto que, a mi parecer y en la mayoría de los casos, las une algún tipo de interés común.
Estas prácticas colectivas tienden a realizarse a través de una comunicación horizontal o vertical, según los roles adoptados por los miembros de la comunidad. En las comunidades de prácticas, aunque puede aparecer la figura del moderador, los roles no están establecidos y, por tanto, la comunicación se torna horizontal, favoreciendo una mayor democratización del proceso.
Igualmente, los usuarios de las comunidades de prácticas tienen un objetivo e intereses comunes, por lo que existe un nexo de unión entre sus miembros y este mismo nexo de unión hace que los mismos miembros desarrollen un sentimiento de pertenencia a esa comunidad.
Por su parte, no se debe olvidar que la frecuencia y tiempo de participación que cada usuario presenta en el espacio digital va a determinar el mayor o menor grado de pertenencia a la comunidad y también, en parte, los lazos que estrecha con los usuarios. Por ello, no es de extrañar que las compañías poseedoras de los sitios registren los tiempos y frecuencias dedicadas por cada usuario en la aplicación, además de los contenidos que visita, comparte o genera.
Asimismo, la implicación de cada miembro en el mundo digital va a estar muy relacionada con su identidad. Por ello, el usuario de un sitio web se involucrará más cuanto más se sienta identificado con el espacio de prácticas en el que está participando, ya sea en un grupo, un tema de interés personal o profesional u otro. Si bien es cierto que es necesario tener en cuenta también la afinidad o no del mismo con las tecnologías y con la plataforma concreta.
Por otra parte, la comunicación creada en una comunidad de prácticas, por su característica horizontal, genera un aprendizaje por interacción de sus miembros, haciendo, como diría Etienne Wenger, que el cuerpo de conocimiento sea la misma práctica e impulsando el sector de conocimiento que el grupo ha decidido priorizar.
Así, la agrupación creada en la comunidad se autogobierna y es, a mi parecer, la clave del éxito del grupo, ya que cada miembro tiene la noción de estar aprendiendo lo que quiere aprender y no lo que jerárquicamente alguien le dice que tiene que aprender. El conocimiento se ramifica y los miembros del grupo mejoran la propia práctica.
A modo de conclusión de este breve ensayo, personalmente, considero que, al igual que sucede con la innovación abierta, la construcción colectiva del conocimiento relaciona el saber particular con el grupal y aumenta, de esta forma, las posibilidades de éxito en la adquisición de contenidos de todos los miembros. Sin embargo, es necesario resaltar que la inteligencia colectiva se ve, en cierta medida, favorecida por el uso de un medio que impulsa la colaboración del grupo. Las diferentes aplicaciones, plataformas y redes sociales que hemos analizado han puesto a disposición de los usuarios servicios de mensajería instantánea, almacenamiento de datos, edición de archivos, comunicación en masa, capacidad de gestionar contenido agrupándolo por temas o incluso la posibilidad de conexión entre desconocidos. Estas y otras características hacen que la tecnología forme parte inherente del aprendizaje social, máxime si tenemos en cuenta su gran difusión en la sociedad durante los últimos años.